martes, 21 de febrero de 2012


Me levanto de la cama y voy al armario, me pongo los pitillos arrugados que encuentro en el fondo del armario, la camisa XXL de mi padre y el cinturón. Me repaso el maquillaje de la noche anterior, me hago un moño mal hecho. Me como un chicle para quitar el sabor y olor del alcohol de la noche anterior y me pongo los tacones que están al borde de la cama.
Salgo de casa con prisas y te encuentro esperándome en la esquina que nos conocimos.
Me dices que estoy perfecta y en ese momento me doy cuenta de que no eres como el pibón que conocí la noche anterior que me pidió el número, ni como el novio guapo de mi amiga que me pica desde hace tiempo, ni como el hijo del frutero que me guiña el ojo cada dia y que con cada guiño me derrito. No eres como esos, no pareces tan perfecto, puede que no tengas los mismos músculos que el primero, ni la sonrisa del segundo, ni los ojos del tercero, pero tienes ese corazón grande que me hace sentir la más guapa del mundo, aunque no lo sea ni por asomo. Tú eres ese, eres el número uno, eres mi chico ideal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario